Para esta ocasión de nuestro habitual Taller de lectura de los clásicos, hemos escogido el Dhammapada, una de las joyas de la literatura budista. Sus enseñanzas fueron recopiladas por los monjes unos cuatrocientos años después de la muerte del Buda.

Estas enseñanzas se fundamentan en una visión profunda de la realidad humana. Con una claridad y belleza que hacen que se eleve el espíritu humano a un estado de conciencia de luminosa serenidad.

Podríamos decir que las enseñanzas de Buda fueron el resultado de una búsqueda incesante por descubrir el porqué del dolor, del sufrimiento humano, el porqué de la existencia humana, para llegar a la plena conciencia, desapegándonos de todo aquello que nos hace sufrir que es causa de nuestra infelicidad.

Los textos más importantes están reunidos en el Sutta Pitaka, que se compone de cinco Nikayas o colecciones, perteneciendo el Dhammapada al Khunddaka Nikaya.

El Dhammapada se traduce como la Senda de Ley, como el camino que nos conduce a la Liberación. Nos muestra la necesidad de llegar al justo medio, alejándonos de los extremos, del exceso y del defecto que es justamente lo que nos provoca dolor, para acercarnos a la virtud que se halla en el justo medio.

Digamos que sus enseñanzas están totalmente vivas, van más allá del tiempo y el espacio, son atemporales, son útiles para todo ser humano y época. Muestran una necesidad profunda de llegar al corazón humano, a la esencia del Ser. En ellas se muestra un camino para superar la personalidad humana. Se trata de entrar en un estado de conciencia que nos permita dirigir nuestras energías hacia lo superior, hacia el mundo del alma y desde ahí dirigir nuestra propia vida.

Fruto del esfuerzo y búsqueda incesante, Buda nos brindo las Cuatro Nobles Verdades, el dolor, la causa del dolor, la cesación del dolor y el camino hacia la cesación del dolor que se traduce como el Noble Óctuple Sendero.

El Budismo por tanto es una filosofía práctica, una filosofía de vida, donde el aspirante o discípulo debe aprender a dominar su mente y a purificarla, pues esta es al mismo tiempo el elemento más poderoso y frágil que poseemos.

Encontrar la raíz de nuestra ignorancia y emprender el camino hacia la luz del conocimiento, es uno de los viajes más importantes que podemos emprender. Es una de las batallas que habremos de librar en algún momento de nuestra vida.

Como diría el Dhammapada “Si un hombre conquista en la batalla mil veces mil hombres, y otro se conquista a sí mismo, éste es el más grande entre los conquistadores”.

Miguel Montes