Son muchos los que piensan que la Filosofía no sirve para nada, o para poco, que no es más que un juego, un ejercicio mental que no lleva a ninguna parte porque siempre dejará una duda, nunca habrá certezas. Es curioso que quien así piensa esté poniendo en práctica ese bello arte que es filosofar, aunque sea un intento de hacer ver que la Filosofía no tiene utilidad.

Vivimos en una civilización en la que la Ciencia y su aplicación, la tecnología, dominan nuestro modo de vida; toda nuestra vivencia actual se marca a golpe de clic, de mando a distancia o de un dedo que se desliza sobre una pantalla táctil. Parece que en este mundo sobra la Filosofía, así parecen pensarlo los políticos que quieren eliminarla o restringirla en los planes de estudio de los más jóvenes, sustituyéndola por otras asignaturas más acordes con nuestro tiempo.

Pero la Filosofía es una magnífica herramienta para interrogar la Vida, para cuestionar nuestras circunstancias y preguntar sobre nosotros, nuestro pasado, nuestro futuro, sobre los que nos rodean y plantarnos ante nuestra circunstancias. Nos ayuda a buscar soluciones. Quizás te sorprendas pero ese pensamiento, esa pregunta que te haces, esa reflexión, o esa conclusión a la que llegas, forma parte de la razón de la Filosofía. Esa razón que define el filósofo español Julián Marías como «la aprehensión de la realidad en su conexión».  Esa capacidad de captar la realidad, de tratar de comprenderla, es la que hace de la Filosofía una herramienta fundamental para el ser humano.

Ya lo sabes, filosofar es un acto natural.

José Morales