El pasado día once de abril realizamos un paseo por la historia de Córdoba. Continuando con los recorridos por la Córdoba de la Edad Moderna, en una situación de pandemia por el COVID-19 y manteniendo las distancias y consejos sanitarios de las autoridades, disfrutamos de una mañana en la que, entre lluvia y sol, visitamos varios rincones históricos de esta maravillosa ciudad.

Comenzamos en la Plaza de Orive, frente a la Casa de los Villalones, con su imponente fachada renacentista diseñada por el arquitecto Hernán Ruíz II. Comentamos las Ordenanzas de los alarifes del Concejo de Córdoba, que comenzaron a recopilarse en 1503 y que estuvieron vigentes hasta el siglo XVIII. Estas ordenanzas regulaban la función de los maestros de obras del Concejo de la ciudad, que en aquella época se denominaban «alarifes», palabra de origen árabe que significa «arquitecto». La función de los alarifes era vigilar y sancionar las normas urbanísticas establecidas en las ordenanzas. Velaban por la limpieza de las calles, el establecimiento de actividades molestas que causaran daños en las viviendas, como las fraguas o el martilleo de esparto, la distancia de los sumideros a los muros vecinos, que los balcones no invadieran la calle impidiendo el paso de jinetes armados, etc.

En la Plaza de la Corredera recordamos la situación de Córdoba en la epidemia de peste que se produjo en 1649, narrada en el libro de Nicolás de Vargas, médico de la ciudad, en 1653. El Obispo Pimentel y el Concejo de Córdoba fijaron normas sanitarias para afrontar una nueva epidemia, como la creación de una Junta de Salud, posteriormente convertida en Junta de Sanidad tras la visita del Canciller Juan de Góngora, ordenando el cierre de las puertas de la ciudad, excepto tres, con el fin de que no entrasen personas con síntomas de la enfermedad, establecían duras sanciones para los médicos que huyeran de la ciudad, ordenaban que las boticas estuvieran repletas de remedios, establecían vigilancia de los vados del río para que no entrasen personas desconocidas y fijaban, entre otras medidas, el establecimiento de un boleto sanitario como garantía de no presentar la infección. Es el momento en que se funda el Hospital de la Corredera de Nuestra Señora del Socorro, cuya iglesia está actualmente junto al Arco Bajo, junto a otros establecimientos sanitarios a lo largo de la ciudad.

Junto a la iglesia de San Francisco, ante la estatua de Fernando III, comentamos el Fuero de Córdoba, otorgado por este rey conquistador en 1241. En el fuero se recoge la fundación del Concejo de Córdoba, formado por un Juez, cuatro Alcaldes, un Mayordomo y un Escribano, con las funciones de gobernar la ciudad, impartir justicia y recaudar impuestos para el mejoramiento de Córdoba y su alfoz.

Por último, junto a la Puerta del Puente, leímos pasajes de una obra denominada «Descriptio Cordubae«, de Jerónimo de Córdoba, clérigo de la ciudad, que en el primera mitad del siglo XV hace una descripción de la ciudad, la sierra, sus gentes y la mezquita-catedral, siendo una de las pocas referencias documentales a Córdoba en ese época. El texto fue rescatado por D. Manuel Nieto Cumplido.