Autor: José Carlos Fernández
Hace 150 años el mejor orador de España, Emilio Castelar, leyó su tesis doctoral de estudios clásicos. Versaba sobre LUCANO, nuestro poeta, sobrino de Séneca, el Filósofo:
“Lucano nació en Córdoba. Aunque la Historia callara su nacimiento, lo diría la naturaleza de su genio. La savia meridional de su imaginación tan rica en flores como los patrios campos; la claridad de su mente, hermosa y serena como noche de estío en la Bética(…); la majestad y entonación de sus versos; el atrevimiento de sus metáforas; el alto vuelo de su alma, que se cierne con el poder del águila en el infinito; el lujo de su dicción, nos enseñan que Lucano es predecesor de Góngora y que su cuna se meció en esa hermosísima tierra de Andalucía, adornada con todas las maravillas de la creación por Dios, como si la destinase desde la eternidad a servir de templo al genio del Oriente”.
Lucano nació el día 3 de noviembre del año 39 d. C, en el seno de una familia de brillante trayectoria política y cultural. Su padre es el caballero romano Marco Anneo Mela, hermano de Séneca. Y su madre Acilia, también de Córdoba, de la ilustre familia de los Acilios- de quienes se han encontrado bastantes inscripciones en la Bética-.
“La tradición cuenta que las abejas de la Bética volaban a su cuna a recoger la miel que destilaban sus labios entreabiertos por la sonrisa de la inocencia”.
A los ocho meses de su nacimiento fue llevado a Roma. Sus ojos infantiles verían la Urbe que deslumbró al mundo. El también querría deslumbrarlo con sus poemas.
“Tomóle bajo su protección Séneca, y fueron sus maestros Cornuto, estoico; Remnio Palemón, gramático, y Virgilio Flacco, retórico, los cuales le amaestraron en las artes de la elocuencia, en los principios de la moral estoica, alimento de todas las almas generosas en Roma, y con tal éxito, que, niño aún, recitaba Lucano admirablemente versos griegos en los salones y academias, siendo pasmo y maravilla de la alta sociedad, y cosechando en flor prematuros triunfos”.
Séneca fue su verdadero maestro, el modelo de su vida. Cuando Séneca volvió del destierro de Córcega Lucano tenía diez años, y vivirían juntos otros quince años, hasta la muerte de ambos. Como era habitual en la época, Lucano marchó a Grecia a completar su formación. Cuando Nerón subió al poder, en el año 54 d.C. le llama, siguiendo las indicaciones de su maestro Séneca, para que se incorpore a su cohorte de amigos de poetas y artistas que se había rodeado el Emperador.
Más de una vez rivalizarían, noblemente, Nerón y Lucano, en lides poéticas y filosóficas. Pero su consagración como poeta tuvo lugar en el año 60, año en que Nerón instituyó los juegos Quinquenales, que constaban de un concurso ecuestre, gimnástico y musical. Lucano fue coronado en el teatro de Pompeyo por la recitación de sus Laudes Neronis. Es nombrado por el emperador cuestor y augur, antes de la edad permitida. Pero su genio poético tropezó con el deseo de fama y los celos de un enloquecido Nerón.
“Un día se reunieron ambos en un certamen a disputar un premio. Nerón leyó una poesía consagrada a las transformaciones de Niobe; Lucano, otra consagrada al descendimiento a los infiernos de Orfeo. Los aplausos de la multitud cubrieron la voz de Nerón. Pero en aquellas muestras de forzado entusiasmo faltaba el acento de la espontaneidad que nace del corazón. Presentóse después Lucano y recitó sus versos; el respeto, el temor contenía a los oyentes; mas por uno de esos triunfos del arte que parecen milagrosos, el poeta suspende los ánimos, los arrebata y consigue que olvidado de sí y del emperador, le decreten unánimes el codiciado premio”.
¿Cómo era posible que Nerón, dios, Nerón emperador, Nerón poeta, consintiera un genio superior a su genio? Saliose despechado del certamen y prohibió a Lucano que volviese a leer en público sus versos. Pero Lucano desafía la prohibición y publica poemas contra un emperador a quien ahora todos temen y que se ha convertido en una caricatura de sí mismo. Lucano es acusado en la conjuración de Pisón, junto con su tío Séneca. La muerte de Lucano aparece en los anales de bronce de la historia:
Mientras fluía su sangre, al darse cuenta que sus pies y sus manos se iban enfriando y de que la vida se escapaba poco a poco de sus extremidades, con el corazón aún caliente y en posesión de sus facultades, recordó un pasaje poético por él compuesto, en el que había descrito el final de un soldado herido, con imágenes evocadoras de una muerte similar. Extendió ambas manos con tranquilidad para que le abriesen las venas. Y su sangre joven corrió pura, llevándose tras si la vida; y el poeta, nublados ya los ojos, falto de aliento, espiró recitando unos versos de la Farsalia(…)
Sobre su cadáver inanimado y frío se inclinaba llorosa una mujer que había recogido el postrer suspiro de los labios del poeta para guardarlo en su amante pecho, y las cenizas de sus glorias para ofrecerlas a las venideras generaciones. Esta mujer era Pola Argentaria, esposa de Lucano, a cuyo cuidado debemos su magnífico poema.
La Farsalia es la única obra del poeta que nos ha llegado. Trata de la guerra civil que asoló Roma y permitió el ascenso al poder de César. César aparece en su obra como un genio y una encarnación de la historia, que debe purificar al pueblo romano, por el mal uso que hizo de su libertad y la falta de medida a que llegó su poderío. Pero Lucano se inclina por el bando de Pompeyo, símbolo de nobleza y dignidad. Por sus biógrafos, sabemos que escribió, además: un poema épico sobre Troya, otro libro sobre el descenso a los infiernos, un poema de elogio del emperador, Saturnalia; Orfeo y la búsqueda de su amada inmortal en el reino de la muerte; Medea, una tragedia inacabada; Silvae, diez libros de poemas; 14 libros de fábulas; Epigrammata; y un poema de exhortación a su amada esposa, Pola Argentia.
“Leed la Farsalia, examinad los caracteres que anima, las ideas elevadas que derrama como brillantes centellas, los sentimientos que mueve y levanta en el corazón, la magnificiencia de sus descripciones, en que se ve circular la vida de la creación en su prístina pureza. Leed la Farsalia y advertid, escondida allí, como la perla en su concha, el alma de un poeta”.
Su religión es la filosofía estoica, y los dioses que la rigen:
Dios, JÚPITER, Alma del mundo. Quien todo lo ve, quien todo lo mueve. Jupiter est quodcumque vides, quodcumque moveris.
FATUM, el Destino, la sucesión inexorable de los hechos como ley inmutable que gobierna a hombres y a mundos.
FORTUNA, la resultante de los poderes divinos en el dinamismo de la acción. Parece azar, pero sirve al orden. Parece caprichosa, mudable, injusta y cruel, desleal. Pero siempre será el efecto cuya causa eres tú mismo. Muda según mudan tus pensamientos, y tan desleal y cruel como tu lo fuiste en la rueda de las trasmigraciones.
Arte y vida se funden en él en una sola alma, en un solo sentimiento, que como el fuego ruge y canta, destruye y devora, sólo para ser libre.